
Fue la juguetera Payá Hermanos, S.A., situada en Ibi (Alicante) la creadora de este juguete. Consiguió las autorizaciones pertinentes y reprodujo en juguete para niños el modelo del que presumían algunos padres pastosos: el Citroën Tiburón.
Puestos a no poder comprar el coche a tamaño real, algunos padres les compraban el de juguete a sus hijos.
¡Qué chulo! Se encendían las luces y maniobraba gracias a un volante en el mando. Tenía un cable de unos pocos metros a guisa de cordón umbilical… pero daba igual… flipábamos con él. (si hubiera sido inalámbrico en aquellos días nos habría dado algo, un «apechusque» o así).
Y eso valía para cualquier coche teledirigido. Eran una flipada.
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Extras:
¿Qué recuerdas?
¿Tuviste éste u otro coche teledirigido?
¿Hacías carreras con otros coches?
¿Qué opinión te merecía el cable de marras?